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FRANCISCO TABILO: EL MÍTICO LOCO PANCHO DE LA RECOVA

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Un misterio urbano que nunca será resuelto, esta vez en La Serena, es el de Hendrix Alexis Francisco Tabilo Videla, apodado en las calles de la ciudad como el inefable Loco Pancho. Y se puede hablar de misterio, sin hipérboles, porque muchos aspectos sobre su origen e historia personal quedaron en el más completo enigma, al llevárselas a la tumba con todos sus demás aspectos ocultos, aunque propios de una existencia callejera y vagabunda.

ENRIQUE LEYTON: RECUERDOS DE PAPAS FRITAS Y ORQUESTAS DE CIEGOS

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Cada mañana, en la entrada poniente del Pasaje Matte por el lado de Ahumada llegando a la Plaza de Armas de Santiago, la corpulenta figura de don Enrique Leyton o Leighton (usaba indistintamente ambas formas cuando era entrevistado), llegaba con su guitarra y una pequeña banquita para iniciar la jornada. Se sentaba allí a llenar de música y hermosa voz aquel sector céntrico y comercial de Santiago, cerca del romántico Café Paula, desde donde parecía que nunca iba a desaparecer... Pero se sabe que nada ni nadie es para siempre. Don Enrique ya vivía los descuento de la vida, para entonces, arrastrando con su macizo volumen y sus talentos una de las historias más pintorescas de la bohemia nacional: el de la mítica Orquesta de Ciegos, así como la semblanza de los muchos músicos ciegos de aquellos años y hasta tiempos recientes. Aquella orquesta, llamada en realidad Conjunto Forestal, tocaba en tiempos ya perdidos en el alguna vez célebre boliche El Rey de las Papas Fritas , c...

JUANITO, EL ERMITAÑO: UN ENIGMA HUMANO DE CUESTA LAS CHILCAS

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No hay un auténtico monumento recordando al ermitaño allí en el paso de la cuesta Las Chilcas de la Ruta 5 Norte, cerca de Llay-Llay. Nunca lo habrá, probablemente. Sin embargo, es seguro que tampoco lo necesita: no existe viajero, camionero, ni residente de la zona que no sepa y recuerde la leyenda de Juanito, el solitario personaje que pasó a formar parte del folclore y las tradiciones orales de aquel sector de cuestas y montes. Por años, Juanito fue la única forma de vida avanzada que habitó permanentemente el curioso y a veces extraño lugar de la geografía central chilena, con su cuesta de peñascos gigantes colgando sobre la propia autopista y anunciando a los conductores que acaban de pasar desde la Región Metropolitana a la de Valparaíso, en las puertas de la Provincia de San Felipe de Aconcagua. Se trata de un paisaje casi primigenio, apropiado a las leyendas de brujos y huellas demoníacas que enriquecen tal lugar, así como la historia de un mendigo que fue todo mist...

ELÍAS MATURANA: EL HOMBRE QUE FOTOGRAFIÓ AL SIGLO XX

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Entre los muchos personajes del clásico barrio Mapocho y del sector de los mercados ribereños, estuvo en el grupo de los más destacados de su época el fotógrafo popular Elías Maturana. Fue identificado en vida como todo otro emblema en el arte del retrato callejero, de hecho, volviéndose también uno de sus más conocidos exponentes del antiguo oficio en la capital chilena. No había quién no ubicara a don Elías en aquel sector la ciudad, aunque a veces costaba un poco encontrarlo por allí en las tardes, dado lo movedizo que solía ser. Se hacía reconocible e inconfundible sólo por su silueta, distante en algún sector junto al Mapocho: flacuchenta y de gruesos bigotes al estilo mariachi, paseando con su antigua cámara fotográfica de cajón y trípode, al parecer una Kodak de madera o un modelo análogo de principios del siglo XX.

EL NEGRO FARÍAS: UN RUISEÑOR LE CANTABA AL PUERTO

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Existen más de una versión sobre esta historia, pero, la principal -y, hasta ahora, más segura- dice que habría sido el compositor y letrista oriundo de Vallenar, don Víctor Acosta, quien dio nacimiento en Santiago, hacia 1942, al famoso vals popular “La joya del Pacífico”. Lo habría hecho, además, con una posible colaboración de Lázaro Salgado. Los mismos porteños comentan que, aún aceptándola como su himno, un detalle revela que la celebérrima canción no fue escrita por uno de ellos: si así fuera, habrían evitado mencionar a su vecina la Ciudad Jardín (“Y yo te llamo encanto, junto a Viña del Mar”), obedeciendo a infaltables rivalidades y rencillas entre ambas comunidades. Alternativamente, además, la pieza ha sido conocida como “Valparaíso de mi amor” por el remate de sus versos, donde nombra a la encantadora e histórica Plaza de la Victoria del puerto:

LA HUELLA DEL COJO ZAMORANO EN EL SANTIAGO DEL CENTENARIO

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  Como resultado del escenario social que sobrevino con el estallido de la Guerra del Pacífico en 1879, especialmente tras el entusiasmo popular provocado por la doble epopeya del 21 de mayo en Iquique, la atenta población chilena exigía información diaria sobre el desarrollo del conflicto bélico en el norte. Proliferaron, así, los vendedores de periódicos en las ciudades, especialmente niños diareros o suplementeros, así llamados porque repartían los suplementos noticiosos que, cada cierta cantidad de horas, largaban a las calles las principales casas periodísticas con las buenas y malas nuevas. Estos personajes fueron llamados canillitas , además, por una posterior importación desde el lunfardo argentino, popularizándose también la impropia denominación periodista para aquellos que trabajaban en la producción y venta de periódicos, incluidos los kiosqueros y voceadores de titulares. Pocos recuerdan ya, por ejemplo, que el famoso personaje Papelucho de las novelas infantiles de ...

LUIS CORNEJO: CRÓNICA DE UN ESCRITOR AL MARGEN

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La Plaza de Armas de Santiago de los años ochenta contaba con un personaje que muchos aún podrán recordarán, sin duda con cariño y algo de melancolía: la figura de un señor delgado, calvo, narigón y de sonrisa en los ojos, vendiendo libros de su propia autoría por allí cerca de donde se encuentra la estatua del cardenal Raúl Silva Henríquez vigilando altivo y sereno la plaza del kilómetro cero de Chile. El señor aquel era Luis Cornejo, probablemente uno de los escasos escritores-juglares-pregones de la historia urbana santiaguina, además de uno de los sujetos más queridos del centro capitalino en su momento. A pesar de esto, su obra ha ido siendo rescatada y valorada en forma póstuma, más bien, creándose un culto entre los consumidores de relatos sociales.

JUANITO PUNK: “EL ÚLTIMO DE LOS MOHICANOS”

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Los buenos observadores quizá logran distinguir la extraña figura de cabeza rapada al estilo punk en el diorama del conocido artista y tallador Rodolfo Gutiérrez, Zerreitug , dentro de la Estación Metro Universidad de Chile, en Santiago. La maqueta reproduce un paisaje de la Alameda y la Iglesia y Convento de San Francisco a principios del siglo XX, en pleno centro de la capital y a escasa distancia del escenario reconstruido en la vitrina del Metro, por lo demás. El singular y anacrónico detalle está allí a la vista de todos, pero no muchos lo advierten distraídos en la complejidad de la composición magnífica que hace Zerreitug : tiene un innegable parecido con el corte de pelo mohicano que llevara el actor Robert de Niro en las más famosas escenas finales del clásico filme “Taxi driver”.

MARCOS VALENZUELA: EL ÚLTIMO FOTÓGRAFO DEL CERRO SANTA LUCÍA

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Marcos Valenzuela Rodríguez era un personaje inconfundible en Santiago Centro: siempre ubicaba su vieja cámara minutera y de pedestal con patas en el sector de la Plaza Benjamín Vicuña Mackenna, a los pies del Cerro Santa Lucía y muy cerca de la pomposa estatua del intendente que diera vida al paseo del mismo lugar. Allí, a la sombra de los viejos árboles que había visto crecer desde que eran arbustos, ofrecía a los turistas un recuerdo fotográfico de su paso por la capital chilena. Sorprende saber que don Marcos hizo sus rutinas en la misma plaza por cerca de 70 años, toda una vida consagrada a las artes de la fotografía popular, de la que llegó a ser uno de sus principales exponentes en el país. No tenía problemas en compartir su espacio con otros trabajadores del oficio, pero parece haber sido el que estuvo más tiempo en ella y acaso el último que permaneció allí, de cara al desaparecido Cine Santa Lucía y vecino a los edificios de la Biblioteca y el Archivo Nacio...

MANUEL SEGUNDO MUÑOZ: EL LUGAR PARA CHAMPITA EN UN MUSEO

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  En el Museo Histórico “Julio Abasolo Aldea” de la calle Caupolicán en Angol, con colecciones, archivos y una biblioteca que fueron armados y mantenidos por el investigador histórico local Hugo Fito Gallegos Bravo, hay una vitrina en donde puede verse la fotografía de un anciano con largas barbas y de ropas haraposas, un indigente: el Champita . Resulta algo extraordinariamente raro el que un mendigo de cualquier localidad llegue a tener tanta popularidad y fama como para ganarse una pequeña mención en un museo histórico, especialmente cuando se trata del único con estas características en toda la ciudad de Angol. Sin embargo, parece que el Champita llegó a tener méritos de sobra para semejante distinción. Allí en las instalaciones de este centro cultural, entonces, permanece acompañado de la siguiente reseña para la comprensión del público:

ALBERTO HURTADO: CUANDO EL PADRE GANÓ ALAS DE SANTO

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Muy probablemente, el lector será de la opinión de que ya existen suficientes biografías de Alberto Hurtado Cruchaga y relaciones sobre sus sacrificios a favor de los abandonados, especialmente desde que el Vaticano lo canonizó ante el aplauso de los admiradores de su obra, católicos y no católicos, religiosos y laicos. Compartiendo en plenitud esta observación, también se hace patente el que, desde antes de ser elevado a la categoría de santo, resultaría difícil poder decir algo nuevo sobre el insigne personaje, salvo en alguna en investigación biográfica sobre los aspectos de su corta pero interesante vida.

JOSÉ MIGUEL Y RICARDO DODDS: LA LEYENDA DE LOS VADULLI EN LAS CALLES DE ARICA

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  Hay personajes callejeros que, como los ya míticos hermanos Vadulli, llegan a tener los niveles de popularidad asombrosos, cruzando dos o más generaciones con su leyenda. Y aunque fueron famosísimos en la ciudad de Arica, resultan inmensamente desconocidos en el resto del país, razón por la que fueron de aquellos muchos emblemas que hacen a los ariqueños tales: quien desconozca la existencia de estos personajes, difícilmente podría ser considerado un auténtico habitante de la nortina urbe. Convertida su memoria en parte de la identidad local, entonces, se trataba de dos sujetos reconocidos como "locos lindos" callejeros que han generado una especie de culto con su presencia en las calles céntricas de la ciudad nortina, cada uno con un distintivo, características personales y hasta aspectos físicos opuestos, pero que, a su vez, se han llenado de anécdotas e historias creativas sobre cuál sería el origen común de tan intrigante par de ...

IRENE VÉJAR: LA MISTERIOSA "BOMBERA" DE LOS ÁNGELES

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Tía Nena o Nina de decía su familia, antaño, así como sus amigos más cercanos. Pero la comunidad de Los Ángeles, en la provincia homónima, la conocía simplemente como "la Bombera", recordándola así hasta ahora. Su nombre real era casi desconocido, sin embargo: Elsa Irene Véjar Pérez. Muy pocos los sabían, salvo quienes conocieron sus tiempos más cuerdos y mentalmente sanos, que habían quedado muy, muy atrás. La mujer que después vagaba por aquellas calles, era otra persona por completo diferente. Los extraños atuendos con los que paseaba por el centro de la ciudad, inducían al apodo de "la Bombera" y a confusiones sobre su razón de andar diariamente por las calles, acaso como esperando el advenimiento de un secreto milagro o resolviendo un misterio íntimo al que nunca le pudo hallar salida. Los angelinos intentaban explicarse su caso de todas las formas posibles, entonces, siendo la historia más popular, qui...

"YO PIDIENDO, NO ROBANDO": RAMÓN BELMAR, EL TÍO DE TODOS EN COYHAIQUE

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Podría parecer raro que las ciudades con climas extremos, especialmente las más frías o lluviosas, tengan mendigos ancianos en su fauna humana-urbana más pintoresca y característica. Lo usual, o más bien lo esperable, es que sobrevivan (sí, así de cruel como suena) principalmente los más jóvenes, tanto por la resistencia física como por la capacidad de movilizarse a otros destinos con mayor facilidad, eludiendo temporales o nieves. No facilita mucho las cosas el que ciertos vagabundos lleguen a establecerse en precarias viviendas tipo "rucos", pues la protección que estas suelen brindar a sus humildes moradores, por lo general queda neutralizada con los climas menos benignos.

EL CABRO EULALIO: VERSOS SANGRIENTOS PARA UN MÍTICO HAMPÓN

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"El sol no es moral ni inmoral; lo mismo sale para un santo que para el Cabro Eulalio" , escribió Joaquín Edwards Bello en su novela "La chica del Crillón", de 1935. Las calles de Santiago fueron todo para el Cabro Eulalio: su lugar de actividades dentro y fuera de la ley, su refugio ante la mano de la justicia, sus cómplices y también el lugar de su último calvario, según su extensa leyenda personal. La Plaza Almagro y sus recovecos, a espaldas del gran templo del Santísimo Sacramento se volverían el teatro principal de operaciones en donde pudo establecer su reinado y su verdadero mito en la historia delincuencial chilena. Periodistas, intelectuales y poetas compartieron mesas con el Cabro Eulalio, ya sea en el mencionado sector de los teatros de calle San Diego o en el llamado "barrio chino" de calle Bandera en Mapocho, además de las cuadras alrededor de los mercados en La Chimba. Grabó a fuego su nombre controlando negocios nada transparentes, de eso...

LA LOCA MARIÓN: UNA NINFA CON CICATRIZ EN EL ROSTRO

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Con una época dorada más o o menos desde los años treinta hasta fines de los cincuenta, en los vecindarios cercanos a avenidas 10 de Julio Huamachuco y Manuel Antonio Matta en Santiago, por ahí en las puertas del Barrio Matadero, existió una extraordinaria concentración de casitas de remolienda distribuidas en pocas cuadras y ubicadas hacia la conjunción de la calle Lira con la actual Antonio Ricaurte, el alguna vez célebre sector de Los Callejones de Ricantén y Raulí, todo un barrio rojo de la época.

POLIDORO YÁÑEZ: AL RESCATE DE NIÑOS DESDE EL INFIERNO

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El caso de Polidoro Yáñez Andrade ha comenzado a ser redescubierto y revalorado muy recientemente, a pesar del indigno olvido en el que había quedado su esfuerzo y -por qué no decirlo- también su legado. Pocas obras llegan a ser tan conmovedoras y dignas de un guión social como la que protagonizara este desconocido señor, aún muy mal premiado por la memoria histórica y ajeno a todo memorial público dedicado a su actuación benefactora.

ROQUE O’HIGGINS: ¿EL BISNIETO DEL PRÓCER DON BERNARDO?

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Eran los años del Frente Popular en Chile, en plena Segunda Guerra Mundial, y un sorprendente hecho de origen circunstancial puso en conocimiento público la existencia de un personaje insólito, el que provocó cierta atención de las noticias en esos días luego de que alguien lo descubriera al reconocer su inconfundible apellido... Fue un hecho infravalorado por la historiografía o, acaso, un bien urdido truco comunicacional, casi cercano a famosos fraudes como el del falso Billy The Kid o la Anastasia de Rusia impostora.

FRAY CRISÓGONO SIERRA Y VELÁSQUEZ: EL SANTO NEGRO DE ATACAMA

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Fray Crisógono Sierra y Velásquez, más recordado como el Padre Negro , lleva décadas convertido en un verdadero santo informal de la Región de Atacama, particularmente en los poblados ubicados en la ruta del valle del río Copiapó, en Caldera y sus alrededores. La inocencia que se observa en la biografía y las representaciones de aquel hombre que recorría a lomo de mula calles y carreteras de la provincia, contrasta con la energía cegadora de su hoja de vida, como ente capaz de construir una historia hermosa con esfuerzos humanos y también otros sobrenaturales, según lo que ha ido quedando cristalizado en su leyenda.

EL LOCO WILHELM: UN GENIO EN UN MANICOMIO

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Un hijo de la sureña ciudad de Osorno ofreció, hacia los años treinta y cuarenta, uno de los casos más curiosos entre los típicos locos conocidos y apreciados por todos, como si se tratara de una distinguida personalidad local, tanto en su tierra natal como en sus salidas por el barrio de avenida La Paz cercano al Cementerio General en Santiago. En este caso, sin embargo, se trataba también de un tipo con rasgos probados de genialidad y bastante más cordura de la que podríamos esperar por su situación de vida. Fue descubierto por reporteros de un diario de Santiago en 1940, despertando así su breve cuarto de hora de fama, que lo convirtió en otra de las leyendas ya olvidadas de la sociedad chilena de entonces.