"YO PIDIENDO, NO ROBANDO": RAMÓN BELMAR, EL TÍO DE TODOS EN COYHAIQUE
Podría parecer raro que las ciudades con climas extremos, especialmente las más frías o lluviosas, tengan mendigos ancianos en su fauna humana-urbana más pintoresca y característica. Lo usual, o más bien lo esperable, es que sobrevivan (sí, así de cruel como suena) principalmente los más jóvenes, tanto por la resistencia física como por la capacidad de movilizarse a otros destinos con mayor facilidad, eludiendo temporales o nieves. No facilita mucho las cosas el que ciertos vagabundos lleguen a establecerse en precarias viviendas tipo "rucos", pues la protección que estas suelen brindar a sus humildes moradores, por lo general queda neutralizada con los climas menos benignos. Hay excepciones más notables, sin embargo; o, mejor dicho, demostraciones de que eso no es tan real. Una de ellas la constituía el abuelo indigente Ramón Belmar Roldán, de Coyhaique, de la Región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo. Fue un incansable luchador contra con